Ójala revientes...

Jueves. Amenaza lluvia. El día amanece complicado. Llego a mi despacho. Mi compañera levanta la cabeza, me mira y dice:

- Se que te va a dar envidia, pero te lo tengo que contar... Un proveedor me ha regalado una caja de bombones.
- Ah pues ya los sacarás para el café. Respondo en tono jovial.
- Aaahhh no. Los bombones venían a mi nombre y son para mi.
- Pues nada que te aprovechen... - he dicho con retranca.

Un cortado, por favor.

No habían dado las 9 de la mañana y ya estaba a 20 leguas de mi casa. Entré en el bar. Su decoración me trasladó a mediados de los años 70, sin embargo el mobiliario lo habían renovado en el ikea.

La barra del bar hacía curva, en su vértice una banqueta vacía. Me siento. A mi derecha un hombre mayor se come un bocadillo de anchoas y queso con un chato de vino. Sana dieta para las 9 de la mañana pensé. Le pedí un cortado al camarero. A mi izquierda otro hombre. Éste es de mediana edad.

- ¿Tú eras pintor como tu padre? - Dijo el viejo.
- No, mi padre no era pintor, mi padre blanqueaba las paredes con cal. Pero yo si que soy pintor... y de los buenos.
- Pues yo me pasé quince años en la legión.
- Si, matando moros.
- Eso es. Ahora tengo una cita con la guardia civil de la localidad vecina. Me quiere para que sea traductor de árabe. Hablo el árabe mejor que todos los moros que vienen aquí.

La conversación empezaba a ser un poco subrealista. Seguí prestando atención.

- También estuve tres años trabajando en la ópera. Continuó el viejo. Y aún me deben 60.000 desde el año 63.
- Pero ¿tú cuanto cobras?
- Mucho dinero.
- ¿2000 euros?
- Más. Dijo el viejo
- ¿2300?
- Cobro al mes 3200 euros. No me los gastaré en la vida.

Menuda pensión le queda al viejo este por matar moros, pensé para mis adentros...

- Se lo dejarás a tus hijos. Preguntó el pintor.
- A mis hijos que les den por el culo. Mi hija la mayor es modelo. En París. Lleva todo el día la aguja colgada del brazo.

Yo seguía flipando.

- Entonces que la joda. Espetó el pintor.
- Se ha casado tres veces. Ahora vive sola y cuando quiere que la jodan paga a hombres para que se la metan.
- Pues ya me darás su número de teléfono... ¿y tú qué? ¿follas mucho?
- Ahora más que antes. Aseveró el viejo.
- No me extraña con esa pensión, porque tu mujer murió ¿verdad?.
- Si, hace cuatro años.

Pagué mi café y me fui.

Toca-huevos

Llevo poco más de un mes y hasta ayer subestimaba mi posición en la jerarquía de mando. Hoy me he dicho ¡Qué les den por el culo! Ya me he cansado de cuidar mi lenguaje e intentar pedir las cosas de forma que no sé note que les estoy mandando tareas a mis subordinados. Me pitan los oídos de escuchar siempre la misma contestación... - Yo lo que tu mandes, me dicen. A partir de hoy he empezado a mandar directamente. Haz esto y haz lo otro. Se acabó de ¿Podrías hacerme?

Ayer durante mi locura vespertina me preguntó uno de mis subordinados. El cual podría ser calificado de postadoslescente que está empezando a salir de la edad del pavo. Qué siempre fuma tabaco de liar para que no creas que es un porrero. Sus ojos lo delatan. Seguramente también se meta las pastillas a puñados. Y por cierto la primera y última palabra que sale de su boca en las frases es la interjección "co". Bueno pues me preguntó que qué podía hacer. Sin dudar le dije que tirará todos los sacos marcados al contenedor. Me dijo que ese no era su trabajo. Mi contestación fue "Si ya has hecho tus ocho horas vete a casa".

Otro día os contaré mis dilemas con un celoso-alcohólico-depresivo-cuarentón que me tiene enfilado.

A que huelen las nubes

Mi hombría está herida. Me siento humillado, indignado, mancillado. La culpable de todo es mi hermana. Su egoísmo humano la llevó a dar mi dirección de correo electrónico para obtener así más muestras gratis. No me hubiera importado si no hubiese pedido muestras de esas cosas de higiene íntima femenina.

Hoy al abrir mi correo leo: "Ni te imaginas a que huele este mail".
Lo remitía una tal "Evax". No lo he abierto. Directamente lo he borrado.

Antes todavía me interesaba por saber quien era la chica "Tampax" del año. Ahora ya les he perdido la pista.

Diosas de la Alquimia

Lo más probable es que sea envidia. Envidia que hable de otras y de ellas no. Ellas no eructan delante de mi. Tampoco me echan de mi despacho. También trabajan conmigo. En otro tiempo las habrían sido quemadas en la hoguera. No las llamarían químicas. Las hubieran llamado alquimistas. Y por ser mujeres, brujas. De todas formas todas mujeres tienen algo de brujas, porque haberlas hailas.

Viven en su mundo de color de rosa. Imagino que las campanas de extracción de humos de su laboratorio nunca han funcionado bien, y eso les ha afectado. Una siempre está feliz. Alegre y pizpireta contagia su sonrisa a quien la mira. Encaja en mi arquetipo de amor platónico. Otra es voluble. A veces su candor se mezcla con una sin par retranca. Su mirada puede matar.

Las dos se pasan diariamente por este rincón a ver si me he dignado a quitarle las telarañas. Querían que hablara de ellas y lo he hecho.

[...]

El fin de semana ha sido movido. Chuletón. El cuarto el lo que llevo de mes. Creo que debo empezar a hacer un poco más de vida sana. Si bien es cierto que le di cuatro patadas a un balón. Mi corazón quería salir por la boca. También fui a ver al cine una película de culturetas, solo hubiera faltado que hubiese sido en versión original. Aunque la mitad estaba subtitulada. Para el próximo fin de semana hemos quedado en hacer cine forum. "Una historia de violencia" es el título elegido.

Intocables y maricas.

He pasado la tarde en una obra. Lo echaba de menos. Para un rato está bien. Se me había olvidado lo que era estar cuatro horas rodeado de incompetentes que todos creen tener la razón. Ya era de noche y me quería ir a casa. Malditos jefes de producción. Se creen intocables con ese puesto que tienen. Pero no son más que unos soplagaitas. Lo malo es que el cliente siempre tiene la razón.

No hace una semana que llevé a mi hermana y mi cuñado a un "concierto" (aunque no había músicos) que ofrecían una pareja de homosexuales (En realidad no se bien como denominarlos así que lo dejaremos así). Pues bien. Después de haber llevar aproximadamente 150.000 km sin ningún percance mayor en tres años me acusó de ser un loco al volante. Se puso histérica. Es cierto que las autopistas de "circuncisión" estaban repletas de camiones, obras y demás domingueros. También es cierto que su histerismo provocó en mi un contrareacción del tipo "Si quieres chocolate, toma dos tazas". A punto estuve de parar en el arcén y darle dinero para el autobús....

Se que estos comentarios no la dejarán indiferente y sé que me replicará. Pero en esos momentos conducía yo.

Filosofía de ascensor

Alguien había colgado en el espejo del ascensor un folio en el que ponía con letras grande:
Hay personas que llenan con las "intimidades" de los demás los agujeros de su "existencia"
Ignoraba por completo que tuviera un vecino aficionado a la filosofía de ascensor. Imagino que mi vecino había empleado dicha aseveración para criticar la actitud cotilla de algunos y sobretodo algunas vecinas (no es por ser machista, pero en mi bloque hay unas cuantas marujas).

El caso es que dicha frase me ha recordado que tengo abandonado por completo a mi público. Si, lo sé, últimamente os he abandonado por completo. No tengo perdón. No ha sido por no tener nada que contar. Por no tener tiempo tampoco ha sido. Lo que no tenía claro era la forma en que contarlo.

La vía de tren en la que estado trabajando durante más de dos años entra en servicio mañana. Por fin he tenido vacaciones. A pesar de haber salido de mi ciudad no he ido a ningún sitio. No entiendo porque la gente si no se va a algún paraje lejano no le da la sensación de haber estado de vacaciones. Por mi parte en circunstancias laborales normales nunca entro en casa por lo que, podemos decirlo así, lo mio han sido vacaciones caseras.

Mi jefe estaba esperando a que acabase la obra para ascenderme. Lo ha hecho. Ahora soy responsable del área de hormigones de mi empresa. Tengo un despacho que comparto con una compañera. El primer día me "echo" del despacho porque tenía que hacer una llamada telefónica personal. Ya que salí del despacho aproveche para contárselo a todo el mundo. También debe tener algún tipo de problema estomacal. La otra tarde se la pasó eructando. A veces para dentro. Y un par de veces para fuera. A la segunda no pude por menos que hacer un comentario para quitar tensión a tan humillante situación.

- Parece que te ha sentado mal la comida.
- Un poco.
- Me respondió mientras de sonrojaba.

Por otra parte vivo en un estrés constante. El teléfono se ha convertido en mi enemigo. Y los clientes se están convirtiendo en unos pesados impertinentes.

Continuamos para bingo

Después de 31 días de trabajo sin descanso alguno por fin tuve cuatro días para disfrutar. Aún estaba saliendo del curro que ya estaba quedando con mis amigos para tomar un dueto cervecil. Excepto el señor devortikanievo y yo todos trabajaban al día siguiente así que aquel y yo decidimos exprimir un poco más la noche de un miércoles de agosto.

Tras una frugal cena con tintes teutónicos pasamos por la puerta de un bingo. ¿No hay huevos o qué? exclamó mi amigo... La cervezuela de la cena cumplió con la función desinhibidora que necesitabamos para entrar a un bingo. Los dos eramos vírgenes en lo a que bingos se refiere así que andábamos un poco perdidos.

Nada más entrar tuvimos que presentar nuestros DNIs caducados. Después de confirmar que no eramos ludópatas registrados nos dejaron entrar. La sala estaba prácticamente vacía. 50 personas como mucho. No tuvimos problemas para sentarnos en una mesa. Rápidamente se nos acerco un muchacho con claros signos de homosexual a vendernos cartones. Debido a que era nuestra primera vez solo nos atrevimos con un cartón para los dos. Durante cuatro cartones no conseguimos cantar ni una sola linea, a pesar de haber estado un par de veces a tiro de uno para bingo. Con el quinto cartón Fortuna giró a nuestro favor.

Nos sentíamos como Pajares y Esteso en "Los Bingueros" sólo nos faltaba un número para cantar bingo. Un 66 y seríamos un poco menos pobres. Por fin salió. De forma estentórea gritamos a coro "BINGO". Acto seguido nuestro amigo el homosexual se acerco para comprobar el cartón. Se lo había llevado pero no nos dio nuestra recompensa. Más tarde comprendimos que nos lo traería más tarde. "Enhorabuena chicos..." nos dijo cuando nos trajo en bandeja de plata nuestro premio.

Decidimos seguir jugando hasta agotar el bote inicial para luego marchar con los beneficios. En aquel momento Fortuna dejó de girar. Nuestro amigo homosexual fue reemplazado por un sosaina al que no le gustaba su trabajo o al menos eso parecía con su cara de amargado. Y además se sentó en la mesa de al lado un tipo calvo al que calificamos como gafe.

Los siguientes cartones prácticamente acababan inmaculados. Cuando el bote terminó repartimos los beneficios y nos fuimos a recenar en vaso.

Bujarras

La obra en la que yo trabajo es como un pueblo. Allí todos nos conocemos. Y como en los pueblos exiten las envidias y chismorreos. Uno de los chismorreos más jugosos de los que circulan hace referencia a la condición sexual de una de las cabezas responsables de toda la obra. Por llamarlo de alguna de manera le llamaremos "Rompetechos", ya que su condición física es bastante similar a la de este cómico personaje. Metro sesenta y cinco, calvo y acostumbra a llevar en verano un gorro tipo ozores a juego con unas gafas de sol tipo "paellera" de estas que llaman modernas.

Pues bien. El caso es que estaba yo dentro de mi furgoneta hablando con un maquinista cuando se acerco él. Su forma de entrar en la conversación fue la siguiente: Al mismo tiempo que palpaba el bíceps de mi brazo apoyado en la ventanilla de la furgoneta dijo: "Vaya Pequeño Buda menudo brazo tan fuerte que tienes de darle al mallo". Sinceramente me quede sin palabras. Mi masculinidad estaba siendo atacada de frente.

Desde este instante el rumor sobre la condición bujarra de "Rompetechos" se vio incrementada de manera notable.

[...]

Pero mis historias con personas de dudosa condición en la obra no terminan aquí. Ayer, cuando entre al bar para rehidratarme un poco me encontré con un peón. Un tipo italiano del que ignoro su nombre. Normalmente entiendo un poco todo lo que me dice, pero ayer iba un poco achispado y no conseguí entenderle mucho. Tan solo que estaba hasta los huevos de los "Putos vagos portugueses" y que se volvía para Italia. Lo que me sorprendió fueron sus gestos y acciones. La manera que tuvo de saludarme fue agarrarme por la cintura y apretar mis moyas posteriores. Esto ya me pareció sospechoso pero lo que más me sorprendió fue cuando se despidió déndome dos besos. Flipé.

No sé si los italianos tienen estas costumbres. Siendo así soy un inculto, sino es que era maricón.

Tercer Mandamiento

Memento, ut diem sabbati sanctifices.
Sex diebus operaberis et facies omnia opera tua;
septimus autem dies sabbatum Domino Deo tuo est; non facies omne opus tu et filius tuus et filia tua, servus tuus et ancilla tua, iumentum tuum et advena, qui est intra portas tuas (Ex 20, 8-10).


Con esta es la cuarta semana que trabajo sin descanso alguno. Ni un sólo día de recuperación. Mi cuerpo y mi mente están bajo mínimos, a ralentí. Cuanto más abarco más me piden. Han conseguido agotarme y encima parece que la culpa sea mia. Seguramente si. Me cuesta decir que no. Aparte de todo sería complicado que alguno de mis compañeros me sustituyera al 100%. Para ello necestaría un mes en explicarselo todo, y no creo que me quede ni un mes en la obra.

Toda mi depresión llega cuando uno, que tiene unas expectavivas de guardar fiesta el día de la virgen de agosto, le dicen la vispera que tiene que trabajar. Ya no respetan ni el tercer mandamiento. Malditos herejes bastardos.

Y todo porque un tren pase un día señalado. ¡¡¡Cómo si fuera el primer tren que llega tarde!!!

Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo (Ex 20, 8-10).

En cuanto aparcó su BMW lleno de polvo sabía a lo que venía. Empiezo a ser perro viejo y a los dueños de las plantas de hormigón se les ve de lejos. A este también se le olía. De su boca salía un enorme puro humeante que emana un aroma a tabaco bastante agradable. Su redonda tripa caía por encima de la cintura de sus pantalones y la camisa se le iba saliendo a cada paso que daba.

- Buenos días. Soy José Linares, responsable y dueño de la planta de hormigón. ¿Qué te ha dado el cono? Me preguntó mientras me alargaba la mano.

- El pequeño Buda para servirle a Dios y a usted. Siete me ha dado el cono. Le respondí con notable sorna.

El apretón de manos fue firme y corto. Parecía una persona que no se andaba con ambages. No tardó en demostrarlo.

- Si tienes algún problema con alguna cuba porque viene muy blando. Tú me llamas que lo podemos arreglar... Me dijo mientras me alargaba su tarjeta.

No sé con que cara lo miré, nunca me habían hecho una proposición así. Menudo mafias.

- No se preocupe que lo haré. (Para decirle que la hemos devuelto, pensé)

Dio una bocanada a su puro, y se fue por donde había venido.


As soon as you're born they make you feel small
By giving you no time instead of it all
Till the pain is so big you feel nothing at all
A working class hero is something to be.

John Lennon.



Sin rencor

Ser el hermano pequeño tiene sus ventajas. Pero también tiene sus desventajas. Cuando tus hermanos mayores hacía alguna trastada era fácil echarle la culpa al hermano pequeño, osea yo. Pero al contrario no era tan sencillo. Mi credibilidad siempre quedaba en entredicho.

Durante mucho tiempo mi hermana se dedicó a pegar en la parte inferior de la mesa de comer las pegatinas que venía puestas en las naranjas. Si mirabas por debajo la mesa veías como "pillín" se amontonaban encima de las "pimpolla" y otras muchas de las que no recuerdo su nombre.

Tal afición era más propia de un crío de 10 que de una adolescente de 15. Por lo cual cuando mi padre se percato de la decadente situación del tablón de haya, al pequeño buda le cayó un sermón después eso sí de haber recibido la comunión u hostia. Recuerdo la cara de satisfacción de mi hermana mientras yo recibía aquel sacramento. Se lo habían tragado, lo había conseguido, había conseguido que su queridísimo hermano pequeño se comiera una bronca que debía haberle caído a ella. El pequeño hijo mimado que siempre recibía todas las atenciones, todos caprichos estaba siendo castigado por un crimen que ella había cometido. Un crimen que debió empezar como un juego o una inocente diversión. Un crimen del que salió impune con solo decir: "Ha sido el enano"

Omnes vlnerat

Es curioso. Aún a sabiendas de que no he escrito nada entro a mi blog. Yo mismo me desilusiono de ver que no he escrito nada, entonces entro en una paranoia mental y no se me ocurre nada que escribir.

En un intento por combatir el calor y relajarme me he ido a la piscina después del curro... El ser socio de una piscina siempre lo asocié a un lugar donde reinaba la paz y el sosiego. Hoy, sin embargo, no he podido encontrar la calma que mi alma anhelaba.

Tras hacerme unos largos me he tumbado en la toalla en posición de decúbito prono (osea boca bajo). Tenía intención de echarme una cabezada. Ha sido imposible. El sistema de megafonía del centro tenía la culpa. Ahora como somos europeos nos tienen que recordar cada dos minutos que no pisemos el césped con calzado de calle, que respetemos el horario de las piscinas y que la puta madre de un tal "Rubén Paredes" le está esperando en portería.

Mi enervación iba in crescendo cuando por fin ha llegado a su cenit. No tendría quince años, pero su lenguaje era como el de un camionero. Cada frase empezaba y acaba con la exclamación co. Y todo ello iba aderezado con superfluos insultos a las deidades. Si hubiera sido varón no le restaría importancía pero lo peor de todo es que era una niñata. Una niñata con el móvil introducido en un inexistente canalillo generado por un wonderbra. Un pantaloncito de caja baja que le permitía lucir ambos huesos de las caderas y unas chancletas que dejaban ver las uñas de sus pies pintadas a juego con su top. Todo era ella era muy fashion !co!


Espérame en el cielo

Lo primero que debo hacer es disculparme ante mis lectores por la situación de abandono a la que les someto. Sé que muchos de vosotros visitáis diariamente este rincón para ver si me he dignado en contaros algo, y os vais con la pena de no haber hallado escrito alguno.

Ayer era un martes cualquiera, hacía calor y yo estaba en mitad de la estepa aragonesa dándole al mallo. Gotas de sudor deslizaban sobre mi frente cayendo al árido suelo. Suena mi móvil. Me llega un mensaje. Pierdo la concentración fallo el mallazo. Leo con atención la pantalla de mi celular. Es de reptilgusano. "El fary ha muerto". Todavía leyendo vuelve a sonar. Otro mensaje. Distinto emisor pero el mismo contenido. Imposible sea una broma.

Ya lo decía él en una de sus canciones:

La vida es un mal asunto,
mal asunto, mal asunto,
cualquier día te acuestas
y te levantas difunto.
Mis amigos siempre me tildaron de freaky por cantar sus canciones. De hecho en la primera entrada de este blog escribí una lista en la que en el punto número dos hacía fiel propósito dejar de cantar y oír sus canciones.

El rey de la copla-pop como lo han bautizado post-mortem tenía una forma muy española de entender la vida. Juerga, mujeres, alcohol y hasta drogas. Sus canciones no daban lugar dudas.

Una vez estuve en un concierto suyo. Allí estaba yo el tipo raro que se sabía las letras de sus canciones y no precisamente las dos que se sabe todo el mundo. ¿Cómo era posible que el raro fuera yo? Cuando vas a un concierto de alguien es porque te gusta... supongo.

Ahora estará con Porriña, Pepe Marchena y Manolo Caracol a los que cantó henchido de orgullo en una de sus coplas.


Un nuevo Mesías

Todos los días cuando volvía a casa del curro leía la misma pintada escrita en un estribo de un paso superior: "Dios vive. Te ama y te quiere ayudar". Todos los días me hacía sonreír. Siempre me daba por pensar en el tipo de persona que es capaz de subirse ahí con un bote pintura y escribir semejante aseveración. Seguramente un ser superior.

Durante la última semana he estado padeciendo las obras de conservación de dicho paso superior y me temía lo peor. Hoy habían pintado el estribo y por tanto habían borrado la pintada. "Dios ha muerto" he pensado inmediatamente. Justo en ese instante me ha adelantado (de forma imprudente) un BMW descapotable de color negro, y conducido por un fulano con la típica pinta de proxeneta. Pelo engominado peinado hacia atrás y gafas de sol. "Viva el superhombre" he exclamado en voz alta a la vez que tocaba la bocina de mi furgoneta.

Azares del destino querían que el superhombre y yo lleváramos el mismo camino. Cinco minutos más tarde he visto su coche volcado en la cuneta de la autopista. La ayuda ya estaba organizada así que no he parado para verificar que el superhombre estaba muerto.

Si Dios ha muerto y el superhombre también... ¿Qué nos queda? El nihilismo.

Todos mis principios morales (Si es que los tenía) han sido destruidos en diez kilómetros de circunvalación.

Espero que mañana aquel exaltado que un día pinto el estribo del puente haga nacer un nuevo Mesías.

Murcia ahí te quedas.

Un lunes antes del amanecer marché hacia el levante español dispuesto a conquistarlo. Después de unos 630 km de coche llegué allí a eso de la hora de comer. Como es habitual en los habitantes de este planeta comí y después de ello me embarqué en la ardua tarea de buscar piso.

Para empezar no alquilaban pisos allá donde iba a tener que currar. Ya que como era un sitio con playa y turístico la gente solo alquilaba para temporadas cortas, un mes como mucho. Les salía más rentable decían. Seis o siete inmobiliarias más tarde decidí irme 35 km al norte a probar suerte. Allí se encontraba la localidad de Lorca. Llena de moros y ecuatorianos. Ahí si que encontré pisos que me alquilaban gustosos. Eran caros eso si. La cosa rondaba por unos 500 + 60 de comunidad.

Paralelo al piso me di cuenta que todo el pueblo era zona azul y que la cosa de dejar el coche era imposible. Tras preguntar a los lugareños la conclusión que obtuve fue que tenía que alquilar una plaza de Garaje. 100 euros más.

Para ser un pueblo lleno de moros el nivel de vida era más alto que en Zaragoza.

A pesar de todo esto aun estaba decidido a trabajar allí, iba cobrar bien y me lo podría permitir.

Por la noche había quedado a cenar con el fulano que me iba a contratar, durante la cena me estuvo contando lo que era la obra y cuales serían mis funciones, previo interrogatorio sobre mi vida obra y milagros. Con el café me sacó el contrato para que lo firmara. Tras una lectura detenida y pausada llegué a la parte que me interesaba, el dinero. Para mi sorpresa observé estupefacto que que la cifra no era la esperada, allí faltaban 5000 euros, rápidamente exclamé que aquello no era lo que me habían ofrecido por teléfono. Ya sabía yo que te darías cuenta -respondió Modesto (pues así se llamaba aquel cabrón que hubiera sido mi jefe). Es que tengo estudios, le respondí sin pensar.

Me dijo que había habido un error desde el principio y me habían dicho mal el sueldo. Y que eso era lo que había. Le dije que me lo pensaría y que al día siguiente le daría una respuesta.

La noche del Lunes al Martes prácticamente no dormí. Era una mezcla de inquietud, nervios y pensamientos que se retorcían en mi mente. A pesar de que estaba en un hotel de cuatro estrellas y tenía una cama de dos por dos era imposible conciliar el sueño.

Por la mañana lo veía todo más claro, mi epicúrea filosofía me había dado la clave. Trabajo para vivir. No estaba dispuesto a Vivir para Trabajar. Así que lo llamé y le dije que no contara conmigo y se fuera buscando otro pringao.

Cogí el coche y me volví a cruzar media península.

Para mi la siesta es algo sagrado. Un elemento de culto, veneración y práctica. Suelen ser habituales las veces en las que interrumpen mi siesta. El teléfono suele ser el principal culpable pero hoy ha sido algo mucho peor...

Domingo cuatro y media de la tarde. La ventana abierta. Las corrientes de aire me obligan a taparme con una chupa de cuero colgada en la percha de forma perenne. La persona más feliz del mundo en ese momento. No hay preocupaciones. Solo paz. De repente una música que me es familiar me enerva sobremanera.

Dos notas me son suficientes para reconocer esa melodía pegadiza de armonía sencilla. Abro los ojos y me digo en voz baja "cabrones"... Malditos peperos con su unidad móvil de propaganda electoral. Si esa es la forma que tienen de ganar votos van buenos... No pensaba votarlos pero ahora voy a hacer una campaña para que la gente no lo haga. La gente tiene que saber a lo que se dedican esos "barfulaires". Mancillar de semejante manera mi siesta del domingo. Inconcebible.

Olfateando

Rayos penetrantes de nuestro astro rey incidían directamente sobre mi piel. No he tardado en notar un leve picor en mi cuello. Me he quemado. El trabajo al aire libre es lo que tiene. Siempre tienes buen color.

He llegado a casa y después de ducharme con agua fría he buscado en el armario de las cremas y los "potinges" el aftersun. Lo buscaba con deseo. Era un intento inútil de recordar aquel primer día de playa del verano dónde te mimetizas con el entorno y puedes pasar por el señor cangrejo. Desilusión. Aquella crema blanca no olia igual que siempre. Solo había dos opciones posibles: o el bote estaba caducado (que no era el caso), o que hubieran cambiado su perfume.

Algún desaprensivo innovador decidió cambiar el sello identificativo de aquel remedio milagroso contra las quemaduras solares. Ese olor que siempre he relacionado con el verano, con la playa, con el mar. No sé porque lo han cambiado. Espero que no decidan cambiar otros olores como el de la gasolina, el olor a garaje, el de los rotuladores indelebles o el del pegamento "Imedio" (también conocido por el sabor de un melón bien maduro).

Son olores que no me dejan indiferente. No me gustan, pero tampoco me repugnan. A veces hasta tiene cierto encanto ese olor a gasolina entre dulce e irritante.

Una vez pasé por Murcia capital. Aquella ciudad tenía un olor completamente desagradable. Era una mezcla de cítricos pasados y flores del campo húmedas. Me produjo la misma sensación que oler una bayeta mojada. Otro día ya os contaré por qué fui hasta allí.

Divagando

Esta semana se me está haciendo larga y eso que sólo tiene cuatro días. Cuanto menos trabajo tengo más larga se me hace. El viernes abofetearon (sensu stricto) a uno de los cabrones de mis post anteriores. Seguramente no era la forma correcta de pedir las cosas pero por menos dinero la mafia te pega cuatro tiros. Aunque se haga larga estos cotilleos le hacen pasar a uno el día más entretenido. Y es que estoy rodeado de correveidiles.

También estoy rodeado de incompetentes. Sistemáticamente cuanto más incompetentes son más alto están en la jerarquía de mando y más dinero cobran. Ni que decir tiene que yo soy el que menos cobra de toda la obra.

Si tienen que ahorrar cuatro duros en la ejecución de la obra dejan al laboratorio a media jornada. Y cuando el laboratorio les da soluciones para ahorrarse unos cuantos millones en tiempo y dinero, se lo pasan por el escroto o vulgarmente dicho "el forro los cojones".

Estoy empezando a pasar de todo. Nada merece tanto la pena. Pienso en huir en dejarlo todo. En empezar una nueva vida como artista bohemio. Nadie me entendería. Ya nadie sabe escuchar el silencio. Todo el mundo oye música. En el trabajo, en el coche, planchando, cocinando, amando... Nadie escucha música. Nadie se sienta y se pone un disco. Otrora si se acostumbraba. Ahora se ve la tele.

La gente se pone auriculares para ir por la calle. Nadie disfruta de los sonidos del mundo. El rugir de un motor,
el piar de pájaros, la bocina de un camión, el agitar de las hojas de los árboles, el ajetreo de la gente, el agua del río, los pasos de quien me sigue, el ritmo de mi corazón... Contrasentidos que explotan en mi mente. Me hacen sentir vivo.

Vivo pero no sé para qué. ¿Para ir a trabajar todos los días? ¿Para aguantar a todos esos incompetentes que me rodean...? Los lunes deseo que llegue el viernes. Los viernes ya me dan la sensación de que empiezo a malgastar otro fin de semana.

El último fin de semana no lo he malgastado. Memoricé una nueva cita de la biblia que incluir a mi repertorio. Todo gracias a los panfletos de la iglesia evangélica del barrio. Algún día me pasaré por una de sus celebraciones a ver si soy bienvenido.

Más cabrones.

Hoy en día no te puedes fiar de nadie. No, de ellos tampoco. Son lo peores. Putos correveidiles. No puedes decir nada. A la media hora ya lo sabe quien no debiera y te cae un chorreo. Lo peor de todo es que ahora no le puedo partir la cara al chivato, porque lo volverá a hacer.

Trust no one. Ya lo dijo garganta profunda en Expediente X. No le hice caso. Así me ha ido hoy. No volverá a pasar. No le voy a dar agua ni al amigo. Me limitaré a ser el señor hormiga. A no pensar. Solo trabajar. Se acabó el meterme en camisa de once varas.

No merece la pena tanto azufre y tanta radioactividad. Es peligroso. Me descubro a mi mismo con pensamientos psicópatas. ¿Será peligroso? o tan solo estoy bajo los efectos de mi amigo el acusica.

Cabrón

La primera acepción de la Real academia de la lengua española define así el termino "Cabrón":
1. adj. coloq. Dicho de una persona, de un animal o de una cosa: Que hace malas pasadas o resulta molesto.

Dicho esto... raro es quién no tenga un jefe cabrón. Yo tengo uno de estos. Ya me habían llegado rumores, pero hoy me lo han confirmado. Soy el nuevo y flamante nuevo jefe del área de viales. Cualquiera podría pensar que esto es bueno. Yo no lo veo así.

Para empezar no me he enterado gracias al jefe, sino a la zagala de calidad que me ha pedido mi firma para incluirla en los informes. Tras esta pequeña sorpresa he ido a hablar con el cabrón. Pues no me parece ético firmar cosas que no tengo ni pajolera idea de lo que son. Y segundo y más importante, ¿cómo un puto auxiliar técnico, como yo(por lo menos eso pone en mi contrato), puede firmar informes?

A la primera cuestión ha puesto remedio fácilmente, pero la segunda ya es harina de otro costal. Él está dispuesto ha hacerme contrato de licenciado, pero no me va a pagar las horas extras que me va obligar a hacer. Por lo que me quedaría más o menos como estoy, económicamente hablando.

De momento me quedo como estoy hasta que termine la obra en la que estoy. Pues la perspectiva es que voy a hacer horas por un tubo. Cuando acabé la obra... todo apunta, si no se tuercen las cosas, a cambio de rumbo en mi vida laboral.

Haciendo amigos

Allí estábamos los de siempre, en el lugar de siempre. Echando pintas de cerveza y hablando de cosas banales y otras que no lo eran tanto. El señor Tonel marcaba con el dedo puntos en la diana en una partida que alguien había dejado empezada. De repente salió del baño un fulano que le pidió que no hiciera eso. La partida la había empezado él y quería continuarla después de que nos fuéramos de aquella zona del bar.

El señor Tonel avergonzado por la situación y por haberle destrozado la partida quiso pagársela a aquel individuo. Dijo que no. Que mejor que porqué no echábamos una partida con él. Después de haberle jodido la partida no le podíamos decir que no a aquél pastillero. Amante de los coches potentes tuneados y la música tecno-house.

Tonel, el pequeño Buda y City o Cipri o no sé como dijo que se llamaba. Hacía tiempo que nosotros no jugábamos lo que aquella primera partida en realidad fue un calentamiento, además las dos pintas que circulaban por mi cuerpo habían cambiado mi centro de gravedad lo que provocaba una deriva de mis dardos bastante notable.

El momento critico llegó cuando el señor City, en un alarde superioridad nos "enseño" como debíamos de coger el dardo, apuntar y la lanzar. Me jodió. Como se atrevía alguien que a pesar de tener puntería tenía la precisión en el agujero del culo a darnos clases...

Tras ganarnos la primera partida sin mucha dificultad quiso que echáramos otra (para ridiculizarnos un poco más... supongo). Yo había empezado a segregar algún tipo de hormona que había reseteado mi eje de coordenadas. Mi nueva situación no se hizo esperar. Cerré algún número en la primera ronda y de paso le metí unos cuantos puntos.
Su semblante había cambiando. Yo me empecé a divertir. En ocho rondas había cerrado todo a falta de la diana. En mi vida había jugado así. Me sentía un ser superior delante de aquel patán. Ahora ya no jugaba para ganar, ahora jugaba para divertirse y conocer gente decía entre avergonzado y humillado.

Tras la paliza que le dimos al palizas ese, aun quiso jugar una tercera partida. Le dejamos ganar. Si no lo hacíamos lo más probable es que hubiera llamado a sus amigos matones para que nos dieran una paliza, y no a los dardos precisamente.

Por un perro que mate

Hubo un tiempo en el que yo era una persona más o menos sana. No hacía deporte en exceso, pero al menos me desplazaba por la ciudad de forma saludable. Al principio iba andando a los sitios si no estaban a más de 40 minutos de camino sino cogía el autobús.

Durante mis años de universidad me aburguesé un poco y empecé a desplazarme por la ciudad en bici. Me consideraba un ser superior montado en aquel artilugio capaz de saltarse atascos y llegar siempre el primero a los sitios. Durante siete u ocho años solo tuve dos percances... El coche que me tragué (puto pizzero que se cruzó) y el perro que maté.

Ahora me río de aquel incidente con el jodido yorkshire terrier con lacitos rosas. Pero ciertamente pasé momentos de tensión. Circulaba delante de un autobús de la línea 22 por Anselmo Clavé, a la altura de la vieja estación del portillo, cuando aquella bola de pelo lacio saltó delante de mi rueda delantera. En décimas de segundo valoré la situación.... si freno el autobús me pasa por encima, así que levanté la rueda delantera lo suficiente para pasar por encima del perro sin caerme y mi rueda trasera hizo el resto.

Unos metros más alante paré y empecé a retroceder por a la acera. No llevaba dos pasos cuando una señora con abrigo de pieles, la cara pintada con espátula y unas gafas de sol de paellera se abalanzó sobré mi infiriendo estentóreos exabruptos.

A pesar de mi desgracia fortuna giraba a mi favor. Los hechos habían sucedido delante de la garita del policía que vigila la entrada a una casa cuartel. Él me defendió ante la señora e incluso la amenazó con denunciarla por no llevar el perro bien atado.

A lo que iba. Antes era un ser social que contribuía a la no contaminación usando los transportes públicos y otras alternativas más sanas al coche. Pero algo en mi ha cambiado. Estoy sufriendo un proceso de españolización.... No hace muchos días que tenía que ir al centro. Era una tarde que llovía con fuerza. Era un día de esos que se montan unos atascos monumentales.

Con un par de narices cogí el coche y me sumergí en la circulación de la ciudad. A pesar de todo no me costó mucho llegar, y lo que es más sorprendente... encontré aparcamiento a la primera y en la mismísima puerta. Me sentí como esos que cogen el coche para todo. Esos de los que siempre he protestado y lo seguiré haciendo. De todas formas por un perro que maté todavía no se me puede acusar de nada.

De todo un poco

Hace tiempo que no me subía a este púlpito para dar mi homilía. Han sido muchas las palabras de ánimo que me invitaban a seguir escribiendo, pero esta ha sido una época en la que había perdido mi musa. No sé si la he encontrado de nuevo. ¿Qué mas ? El caso es que aquí estoy otra vez.

Muchas cosas han pasado desde la última vez que escribí. Sin embargo nada ha cambiado. Ya queda lejos en el tiempo el bautizo de mi sobrina. Teníamos que llevar a los padres del aceituno (mi cuñado) a Lérida, para la celebración de dicho sacramento. La hora de salida era las 0930 AM y ya pasaban unos minutos cuando mi padre espetó: "Estos cabrones no serán como su hijo" haciendo referencia al gusto por la tardanza al que nos tenía acostumbrado nuestro queridísimo aceituno.

Lo mejor de todo fue la misa. El cura era un iluminado. Un clon de Jesucristo Superstar. Una sotana con el cuello subido le daba un aire bohemio. Su barba bien poblada y desarreglada camuflaba un micro tipo Madonna que aparecía delante de su boca. Como bien habían dicho las marujas a los críos que allí recibían la catequesis era el tercer domingo de cuaresma así que la estola no podía ser de otro color más que violeta.

El diacono que cocelebraba la misa no se quedaba atrás. Supongo que era diacono porque la estola no la llevaba al cuello, sino que cruzaba su cuerpo como si fuera la banda roja del alcalde. Otro síntoma que delató su posición en la escala jerárquica fue que para leer la palabra de dios el que era el presbítero le tuvo que dar la bendición. No eran estos pequeños detalles los que llamaban la atención de este hombre. La cuestión es que era negro. Un negro que se llamaba Juan Carlos y que leía la palabra de Dios en Catalán. ¡¡Cáscatela!!

Una celebración en Catalán de la que nos enteramos la misa la media (nunca mejor dicho). Pero el espectáculo mereció la pena.

[...]

No sé si recordareis que me habían tirado la moto en el garaje. Pues bien la cosa no se ha solucionado todavía. He tenido que pasar al plan B. Como el fulano causante de todo este desaguisado se ha dado a la fuga y no ha dado señales de vida he tenido que ir a la vía judicial. Así que hice un escrito en la que el vigilante del garaje, quién tanto se ofreció en un principio a testificar en caso de juicio, declaraba lo que había pasado. Se lo bajé para que me lo firmará y ahora va y me dice el muy tontolaba que él iba drogado y que su declaración perdería valor. (Nota mental: Como pierda el juicio denunciar al vigilante en la próxima junta de vecinos) De todas maneras conseguí que me firmará el escrito. Ya veremos que pasa.



Amor de Madre

Al ver la bolsa supe el tipo de regalo que se trataba. Un camisa pensé. Acerté. Era una camisa verde. No era ningún tipo de verde conocido, era difícil de describir, sin duda estaba entre los denominados "colores sexuales". La camisa me gustaba.

Me la había regalado mi madre el día de mi cumpleaños. No soy persona que exprese sentimientos en público y aun así dije que me gustaba mucho. El problema era que a quien no le gustaba era a mi madre, a pesar de haber sido ella quien me la había comprado.

Días más tarde sin haberme dicho nada la cambió. Esta era otra camisa. Otra mucho más formal. Solo para llevar en ocasiones con más "pitican". No digo que sea fea porque es una camisa maja, pero la otra me gustaba más.

Esto no es de ahora. La lucha entre mi madre y mis camisas se remonta a aquella camisa de lunares morados que tuve. Me la escondía en el fondo de los altillos de los armarios para que no me la pusiera. Gracias a aquella camisa obtuve el diploma al más "lolailo" de la clase. Me gustaba, con ella era feliz. Aquella camisa transmitía energía positiva. Todo el mundo que la veía se sonreía y si me conocía se reía un rato con ella. Mi madre no lo entendía, me tildaba de payaso. Sin embargo no le parecían de payaso aquellos tirantes rojos con lunares blancos. Dí que a mi me gustaba llevarlos. Me daban un toque de elegancia y distinción que otros jamás llegarán a conocer.

Si, soy un tipo raro. Llevaba y llevó tirantes. El próximo paso será empezar a usar chaleco, pajarita y sombrero. Todo llegará.

Martes Negro

La semana pasada comenzó como una semana cualquiera. Un anodino lunes precedió a lo que sería un martes sin desperdicio...

El martes me desperté por la mañana con una gran presión intraabdominal. Mis tripas querían reventar. Presto me dirigí al váter y allí una explosión líquida salió de mi ser por la puerta de atrás. Todo presagiaba que aquella no sería la única vez que tendría que ir de urgencia al excusado.

Todavía eran las ocho y media de la mañana y ya regresaba al laboratorio después de recoger las probetas de hormigón del día anterior. Conducía mi furgoneta por la carretera cuando de repente y sin previo aviso salio de la nada una piedra que impactó sobre el parabrisas. No llevaba nadie delante y de frente tampoco me había cruzado con ningún coche o camión. Ignoro si aquella piedra fue un meteorito, un aerolito o un augurio del resto de cosas que me iban a pasar esa semana, de cualquier forma dejó un chinazo de notables dimensiones.

Tras el pequeño susto llegué al laboratorio y me puse a descargar las probetas. Una tras otra las sacaba de la furgoneta. Todo iba bien hasta que fui a levantar la última. Supongo que debido al esfuerzo de levantar aquellos 20 kilos una y otra vez y que el estado de mis tripas no era el óptimo tuve que realizar una frenada de emergencia y dirigirme rápido como un "centollo" al retrete del surtidor. Afortunadamente nada se interpuso en mi camino y no ocurrió ningún tipo de desgracia que hubiera que lamentar. Tiré de la cadena, me lavé y marche.

No había pasado una hora cuando sonó el teléfono. Leí el número que me llamaba. Era mi padre. Algo había pasado. Mi padre nunca me llama. Afortunadamente no había que lamentar ningún óbito. Tan solo me informaba que me pasara por la garita del portero del garaje, pues algún tipo de "desalmadohijodesumadre" me había tirado la moto.

Pasé el resto del día cavilando sobre lo que le podía haber pasado a mi moto. Por fin volví a casa y bajé al garaje, no sin antes tirar de la cadena. Conforme me acercaba a la moto empecé a respirar aliviado al ver que al menos estaba en pie y aparentemente entera. Mi gozo en un pozo. Cuando mis pupilas se dilataron y se acostumbraron a aquella oscuridad pude ver como los dos intermitentes del lado izquierdo estaban rotos, la maneta del embrague doblada y un raspón en el lateral. Me dirigí a la garita del portero del garaje y me contó lo sucedido. Por lo visto un "patati" de la vecindad llegó el sábado por la noche (seguramente con un par de copas, pastillas o rayas de más) y tiró la moto de al lado y esta la mía por efecto dominó. Me dio los datos del fulano y espero que del resto se encarguen los seguros, porque por el momento no he podido contactar con el fulano en cuestión.

Aquella noche, prácticamente obligado por mi madre, cené. Arrocito blanco y un yogur. Tras reposar un poco la cena me fui a dormir. Costaba encontrar la postura. Eructaba una y otra vez y mis tripas hacían ruido algo preocupantes. A las dos de la mañana tuve que salir a sentarme en el trono y ver como fluían de mi ser aquellos torrentes. No serían las dos y media cuando, no satisfecho todavía, volví a aquel trono pero esta vez a aquel río se le unió un afluente. Empecé a vomitar. Una sensación extraña invadía mi cuerpo, era capaz de manar fluidos semilíquidos por dos conductos simultaneamente.

Tras aquella experiencia extracorpórea conseguí conciliar el sueño.


Dolores de espalda

De un tiempo a esta parte he notado como mi espalda ha vuelto a doler. Esta vez de forma distinta. Antes, lo habitual era que doliera por la parte del cuello, pero ahora lo que me duele es la zona lumbar. El motivo lo desconozco pero intuyo algunos que pueden influir severamente en dicha dolencia.

Tal vez tenga algo que ver el levantar cilindrines de hormigón de unos veinte kilos todos los días. Y el hecho de que para hacerlos tenga que tener la espalda doblada supongo que también contribuirá.

La banqueta del piano nunca ha sido una de las mejores aliadas contra los dolores de espalda. La moto y la furgoneta tampoco son buenas compañeras de viaje para estas lumbalgias.

Pero me parece que la mayor culpa de todo la tiene el surtidor. El trabajar en un lugar insano sin siquiera un mínimo (y creo que obligatorio) retrete le hacen a uno buscarse la vida cuando siente la llamada de la naturaleza, y siente esa necesidad interna de hacerla externa.

La solución más práctica que encontré hace ya un tiempo fue el ir a la gasolinera que se encuentra a escasos 300 metros del chamizo en el que cumplo condena laboral.

La gente puede pensar que un baño de gasolinera es un lugar más insalubre que la barriga de una burra paridora, un sitio donde tienes que entrar chapoteando con botas de agua y vas a tener que contener las arcadas para evitar el ensuciarlo más, todo ello acompañado por un hediondo olor capaz de darle un vuelco al estomago más templado.

Afortunadamente para mí esta gasolinera tiene el baño en un estado bastante aceptable. Lo limpian todos los días a las 8 y a las 15. Lo mejor es ir sobre las ocho y media o las tres y media. Pero si los azares del día te conducen a él a otra hora no suele haber problemas.

Y ya que estamos hablando de limpieza os diré que si tenéis que elegir entre dos váteres y uno de ellos tiene la luz encendida tenéis que ir al otro. La gente, como si de un dios se tratara, se dirige siempre hacia la luz, dejando las tinieblas a un lado. Por ello que el más usado, sucio y a veces sin papel es el que tiene la luz encendida.

Bueno a lo que estábamos, mis dolores de espalda. Pues bien para facilitar la ventilación en los cubículos de la gasolinera tienen unos ventanucos en lo alto que siempre están abiertos. Os podéis imaginar la rasca que entra por ahí ahora en invierno. Y claro cuando uno está en determinadas faenas es más sensible a las corrientes en la zona lumbar sobretodo.

Quizá debiera buscarme otro lugar. Pero aquí ya he aprendido algunos trucos, como saber donde guardan el papel o el jabón cuando se acaba. Y ver como evolucionan día a día las pintadas de la puerta es algo que supongo echaría de menos.

El barco estaba lleno de turistas de todas las edades. Me sentía un ser superior por conocer el lugar tan maravilloso al que nos dirigíamos y que toda aquella fauna ignoraban.

"Me cagüen todo lo que se menea y mi estampa de galán antiguo" exclame al sacar la tienda de su funda y comprobar que aquello tenía más palos que mierda la barriga una burra. De todas formas soy un hombre con estudios y no me supuso gran esfuerzo el descubrir como se montaba aquella casa portátil. Tal era mi destreza que mis vecinas de al lado me pidieron ayuda para montar su tienda. "Es que esto es como conducir... hace falta pene" Exclamé. Mi carta de presentación fue grandiosa. Sólo una de ellas comprendió mi humor, o al menos se sonrió. No me volvieron a hablar en todo el día.

Después de comer me fui a la playa de Figueiras, la nudista (El mundo está lleno de valores estúpidos y el pudor es uno de ellos). Allí estaba yo en bolas dentro de un agua congelada, sintiendo esa sensación de libertad entre mis piernas que no experimentaba desde hacía cuatro años. Cuando creí haber perdido mis testículos salí del agua, arrugado en todo mi ser. Si en todo mi ser. Para secarme fui hasta el extremo norte de la playa cuando vi que se acercaba, el único, el inconfundible Manolo, el arqueólogo del campo de trabajo.

Su visión era un poco psicotrónica a la par que loable. Como era de rigor en aquella playa iba desnudo pero en su cuello colgaba un cachirulo; ¡cáscatela!. Todavía guardaba el cachirulo que le había regalado hacía 1480 días atrás. "No me lo quito ni para follar" Respondió mientras me abrazaba. "Dejemos de abrazarnos que ahí hay un Asturiano del campo que pierde aceite" me dijo entre risas.

Pasamos la tarde en la playa hablando, riendo y echando la siesta. Después nos bajamos al bar a echar la cerveza del reencuentro. Quedamos para cenar en el "Serafín", el bar más cutre y mejor de la isla.

Yo volví al camping, me duche, me comí un paquete conguitos y me eché otra cerveza sentado en unas rocas mirando al mar. Entre ola y ola veía como entraban y salían de la ducha unas mujeres que incitaban al pecado. Cuando por fin dió la hora de cenar me encaminé al restaurante.

Cuando llegué, Serafín, el dueño del bar me reconoció rápidamente. "¡¡¡ Cagüen la mar salada, o rapaziño dos falos¡¡¡" Dijo en voz alta. Todo el mundo sentado a las mesas me miró con una mezcla entre risas y extrañeza. Cualquiera podría pensar ante tal exclamación que yo tenía varios miembros, y en cierto modo así era ya que hacía cuatro años me había dedicado a moldear penes arcilla y repartirlos por la isla.

Por lo visto todavía quedaban por la isla un par de aquellos monumentos fálicos. Al poco rato llegaron Manolo y Goyo, el cocinero del campo de trabajo. Nos sentamos en una mesa y pedimos raya, la especialidad del Serafín. Tras la cena, licor café y después al bar del camping a echar la primera birrita y seguir contando historias.

De allí fuimos al Rodas, tercer y último bar de la isla. Bailes, risas, presentaciones y cerveza. Nada nuevo. Decidí que ya era hora de retirarme, las cinco era una buena hora para retirarse. Me despedí de todo el mundo y les prometí volver pronto. Salí del bar, y empecé a andar hacía el camping. No tarde en darme cuenta que no llevaba linterna pero me daba igual, con el ciego que llevaba tampoco iba a ver mucho.

Iba feliz recordando a toda aquella gente que conocí un día en aquel paraje sin parangón. De repente un grito altero mi paz interior, era una voz de chica que pedía ayuda. "Eh, puedes ayudarme" me dijo. "No llevo linterna y no me atrevo a bajar por las rocas". Dios mio pensé, ya me veo aquí con todos los forestales en operación rescate. "¿Pero que haces ahí mocica?" le dije. "Es que subí cuando había luz y me quedé dormida sentada en una roca mirando al mar".

Yo no veía nada, igual que ella, pero daba igual. Subí a gatas por las rocas hasta donde se encontraba y le dije "Ya no tienes nada que temer, estoy aquí... ahora ¿Como coño bajamos?".

A trancas y barrancas conseguimos bajar. Andábamos al estilo cangrejo, arrastrando el culo y con las piernas por delante. Yo marcaba el camino y ella iba detrás de mi diciendo me que no fuera tan deprisa que tenía miedo. Una vez en el camino la muchacha me agradeció mi ayuda con un efusivo abrazo. Fuimos juntos hasta el camping y al llegar a la primera farola pudimos vernos la cara.

No sé si fue casualidad o simplemente el destino, pero era una de mis vecinas.
- Coño si eres el hombre que conduce y monta tiendas con el pene
- Ya ves casualidades de la vida.
- Esta mañana me pareciste un majo-desagradable, pero ya he cambiado mi opinión de ti. Muchas gracias.

Tras un silencio valorativo y mirarnos con cara de tontos le dije.
- Si esto fueran condiciones normales te pediría matrimonio y tu tendrías que aceptar, porque te he salvado de tener que dormir con las serpientes. Pero hoy me siento feliz de estar en esta isla así que solo te pido que digas tu nombre.
- A ti se te va mucho la pinza ¿verdad?
- Yo pregunte primero. Además la respuesta a tu pregunta es evidente.
- María, me llamo María.
- Yo Jesús, encantado.

Me acerque a ella y le di dos besos de presentación.
- Bueno encanto puesto que no te vas a casar conmigo y yo no creo que tengas ganas de sexo esta noche me iré a dormir.
- Estás loco.
- Lo sé.

No la volví a ver, ni a ella ni a sus amigas.

Mi amigo devortikanievo tiene razón. Gracias por abrirme los ojos. Además, hoy ha sido un día en que he entendido pocas cosas. Ni con lista, ni sin ella, no entiendo nada. Si dices una cosa, malo; si dices la contraria, peor. Creo que... mejor no creo. Hoy no es día para creer en nada.

Dudo. Nihilismo o Agnosticismo. Negar o considerar inaccesible. Parcelas de mi mente que debo de aclarar antes de forjarme de nuevo. Debo sentar una base sobre la que apoyar mis cimientos. Y la base tiene que ser sólida (veáse Mt 7. 24-27).

El nihilismo es atractivo y Nietzsche lo defendía bien, pero agnóstico es mucho más de estetas. No sé. Lo mismo busco un apoyo en las herejías. Los Nestorianos. Parecen razonables. Afirman que la Virgen María solo parió a la naturaleza humana de Cristo.

Si sigo por este camino terminaré como el hombre que edificó su casa sobre arena. Desde el punto de vista geotécnico es poco viable.

Tendremos que buscar otras posiblidades...

La Lista (2ª parte)

De momento diré que, a pesar de pequeños descuidos, voy cumpliendo los puntos de la lista.

A pesar de todo olvidamos poner lo que me llevó a pensar en un cambio en mi vida y que quizá sea a lo que más importancia le han dado últimamente: Mi visión negativa de la existencia.

Como hombre de ciencia mi vida se basa en el empirismo. Gracias a él se han podido enunciar las leyes de la naturaleza y con frecuencia tengo la costrumbre de aplicar las que en su día enunciara Murphy. Siempre me pongo en lo peor. De todas formas esto tampoco es del todo malo, tiene su lado bueno y es que si en algún momento ocurre la catastrofe ya has pensado en una posible solución. Sería un poco como la fábula de la cigarra y la hormiga de Samaniego (Por citar otras fuentes a parte de las biblicas).

Así que usaremos el filtro nuevo que puse entre mi cerebro y mi boca y obviaré decir cualquier frase que transmita cualquier hálito de pesimismo.

La Lista

En un intento, por parte de mis amigos, para hacerme mejorar como persona elaboramos una lista con cosas que básicamente debo dejar de hacer. Si bien es cierto que parece la lista de cosas que tengo que eliminar de mi comportamiento si quiero encontrar novia. De todas formas con amigos así... ¿quién necesita enemigos?

  1. Dejar la ginebra.
  2. Quizás esta sea una de las pocas entradas de mi lista que he escrito yo. Y creo que ya la puedo tachar. Ya hace más de un mes que no la pruebo. Y es que la última vez terminé muy mal con ella. Si bien es cierto que no actuó en solitario. La morcilla extremeña y los pimientos radioactivos tuvieron algo que ver en aquél trágico desastre.

  3. Dejar al Fary.
  4. Dejar de cantar las canciones del Fary es un reto complicado de llevar a cabo. Pienso que la gente no lo sabe valorar. Lo que todavía será más dificil será el dejarlo de oir.

  5. No hacer comentarios obscenos.
  6. De todos es sabido que la boca me pierde. Siempre digo lo que pienso pero no pienso lo que digo. Tengo que instalarme un filtro entre mi cerebro y mi boca para depurar la forma de mi expresiones.

  7. Mejorar el tono de voz.
  8. Esto no lo entiendo del todo. Mi forma de hablar es así. Aprender a modular la voz como un locutor de radio no se aprende en un día. Es una tarea de muchos años.

  9. Pensar antes de hablar.
  10. Esta está totalmente relacionada con comentado en el punto 3.

  11. Eliminar de mis conversaciones el uso de frases hechas.
  12. Esta tampoco la entiendo. Que manía tiene la gente con hacerme pensar. Sobre todo cuando son conversaciones banales acerca del tiempo o del carné por puntos.

  13. Citar otras fuentes aparte de la Biblia.
  14. Por fin una entrada que no restringe mi forma de ser. Es cierto que la biblia es una fuente casi inagotable de frases y citas con las que sorprender a la gente. Sobre todo si te sabes el libro, capitulo y versiculo al que pertenecen. Y mucho más si la dices en latin. Pero bueno haremos el esfuerzo de citar a otros autores.

  15. No tocar los gitanales masculinos.
  16. Ignoro si esta me la dijeron "Sensu Stricto" o "Sensu lato" por si acaso eliminaré las dos de mis arraigadas costrumbres.

  17. Aprender a Bailar.
  18. 20 años de mi vida haciendo Judo creo que me han dado la capacidad para apreder pasos de baile. Si he sido capaz de encadenar sucesiones de pasos con hombres sudorosos, será mucho más fácil hacerlo con una bella dama.

  19. No hacer movimientos pélvicos (delante de Sergio).
  20. Creo que haremos una excepción y los movimientos pélvicos no los haré delante de nadie. Bueno quizás los haga cuando la situación lo requiera delante de gente que todavía no me haya visto hacerlos.

  21. No hablaré de informática con alguien cuando haya gente poco versada en ella.
  22. Os arrepentireis. Veremos quien aguanta ahora al señor Reptil Gusano.

  23. No creer que soy torrente.
  24. Chinita... Trae pan!

  25. No preguntar a la gente que me acaban de presentar si han experimentado la estimulación anal.
  26. Cuando los conozca un poco ya lo haré

  27. No intentaré vender mi Fiat Tipo a mis amigos.
  28. A mis amigos no, pero si alguno lo quiere que me llame.

  29. No cortar conversaciones
  30. No prometo nada.

  31. No hablar de mi viejo Yo.
  32. En mi fase de transición tengo la costumbre de hacer notar a mis congeneres que estoy intentando cambiar y les digo lo que haría mi viejo yo, pero que por mis nuevas directrices no hago.

  33. No invitar a ver grullas a desconocidas.
  34. En realidad tampoco hubieramos visto muchas. Además ir a ver las estrellas o el amanecer está muy visto.

  35. No encontrar similitud entre los funerales y las reuniones con los amigos.
  36. Si sois así de aburridos yo que le voy a hacer. Si digo chorradas me haceis una lista. Así que mejor me callo.

  37. No preguntar a todas si se quieren casar conmigo.
  38. Eso solo lo hago en estados de lucidez etílica. Y habiendo eliminado la ginebra en la directriz número 1 la cosa se reduce mucho.

Primera Vez

En realidad no es la primera vez que escribo en un blog. Pero si que es la primera vez que escribo en mi blog. No sé bien que os voy a contar. Ni siquiera sé si os va a interesar. Tampoco es mi intención que lo lea nadie. Simplemente va a ser una válvula de escape por la que espero liberar algunas tensiones que mi vida diaria me produce.

Mis experiencias con los blogs comenzaron como "invitado" en el de mi amigo Reptil Gusano (RG). Llegó un momento en el que yo escribía más que él y en vez de suyo parececía mio, por lo que he decidido comenzar una nueva linea en solitario.

Es probable que rescate alguno de los post que allí escribí y os los muestre aquí, pero eso será más adelante.

P.S. Aquí os dejo el enlace al blog de RG.