Sinfonía número 8.

Cada día despertaba con la ilusión de conocer el final de la historia. Aquella bloguera que lo tenía enamorado había cautivado su atención una vez más. Posibles finales inundaban su imaginación. Buscaba una respuesta al tormento desatado por aquel relato inconcluso. Ignoraba si tal desesperación le había provocado la crisis biliar de aquella noche...  las bravas nadando en mayonesa y picante de la cena seguro que no tuvieron nada que ver. 


Al menos aquella angustia le había despertado una necesidad que últimamente había perdido... ¡escribir!. Aunque fueran cuatro lineas.