Sólo puede quedar uno.

La llanura estaba desierta. No había horizonte. Hacía mucho que el enemigo había marchado. Vivíamos felices hasta que un nuevo depredador, mucho más fiero que el anterior empezó a darse a entender por los alrededores.

Sequías y hambrunas rodeaban nuestro entorno y cada día nos iban acorralando más estrechamente. La amenaza era un hecho.

Hoy hemos dado el primer paso para combatirla. Ha sido duro. La muerte es dura, pero había que sacrificar peones para salvar a rey. De momento tendremos comida para unos días. Después... el tiempo hablará.

Entre mis labios paladeo el sabor agridulce de una victoria pírrica. Mi conciencia está tranquila. Las cigarras estaban sobre aviso. Hoy las hormigas trabajan con más tesón pero aún queda alguna cigarra con disfraz de hormiga... el tiempo hablará.