Divagando

Esta semana se me está haciendo larga y eso que sólo tiene cuatro días. Cuanto menos trabajo tengo más larga se me hace. El viernes abofetearon (sensu stricto) a uno de los cabrones de mis post anteriores. Seguramente no era la forma correcta de pedir las cosas pero por menos dinero la mafia te pega cuatro tiros. Aunque se haga larga estos cotilleos le hacen pasar a uno el día más entretenido. Y es que estoy rodeado de correveidiles.

También estoy rodeado de incompetentes. Sistemáticamente cuanto más incompetentes son más alto están en la jerarquía de mando y más dinero cobran. Ni que decir tiene que yo soy el que menos cobra de toda la obra.

Si tienen que ahorrar cuatro duros en la ejecución de la obra dejan al laboratorio a media jornada. Y cuando el laboratorio les da soluciones para ahorrarse unos cuantos millones en tiempo y dinero, se lo pasan por el escroto o vulgarmente dicho "el forro los cojones".

Estoy empezando a pasar de todo. Nada merece tanto la pena. Pienso en huir en dejarlo todo. En empezar una nueva vida como artista bohemio. Nadie me entendería. Ya nadie sabe escuchar el silencio. Todo el mundo oye música. En el trabajo, en el coche, planchando, cocinando, amando... Nadie escucha música. Nadie se sienta y se pone un disco. Otrora si se acostumbraba. Ahora se ve la tele.

La gente se pone auriculares para ir por la calle. Nadie disfruta de los sonidos del mundo. El rugir de un motor,
el piar de pájaros, la bocina de un camión, el agitar de las hojas de los árboles, el ajetreo de la gente, el agua del río, los pasos de quien me sigue, el ritmo de mi corazón... Contrasentidos que explotan en mi mente. Me hacen sentir vivo.

Vivo pero no sé para qué. ¿Para ir a trabajar todos los días? ¿Para aguantar a todos esos incompetentes que me rodean...? Los lunes deseo que llegue el viernes. Los viernes ya me dan la sensación de que empiezo a malgastar otro fin de semana.

El último fin de semana no lo he malgastado. Memoricé una nueva cita de la biblia que incluir a mi repertorio. Todo gracias a los panfletos de la iglesia evangélica del barrio. Algún día me pasaré por una de sus celebraciones a ver si soy bienvenido.

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