Murcia ahí te quedas.

Un lunes antes del amanecer marché hacia el levante español dispuesto a conquistarlo. Después de unos 630 km de coche llegué allí a eso de la hora de comer. Como es habitual en los habitantes de este planeta comí y después de ello me embarqué en la ardua tarea de buscar piso.

Para empezar no alquilaban pisos allá donde iba a tener que currar. Ya que como era un sitio con playa y turístico la gente solo alquilaba para temporadas cortas, un mes como mucho. Les salía más rentable decían. Seis o siete inmobiliarias más tarde decidí irme 35 km al norte a probar suerte. Allí se encontraba la localidad de Lorca. Llena de moros y ecuatorianos. Ahí si que encontré pisos que me alquilaban gustosos. Eran caros eso si. La cosa rondaba por unos 500 + 60 de comunidad.

Paralelo al piso me di cuenta que todo el pueblo era zona azul y que la cosa de dejar el coche era imposible. Tras preguntar a los lugareños la conclusión que obtuve fue que tenía que alquilar una plaza de Garaje. 100 euros más.

Para ser un pueblo lleno de moros el nivel de vida era más alto que en Zaragoza.

A pesar de todo esto aun estaba decidido a trabajar allí, iba cobrar bien y me lo podría permitir.

Por la noche había quedado a cenar con el fulano que me iba a contratar, durante la cena me estuvo contando lo que era la obra y cuales serían mis funciones, previo interrogatorio sobre mi vida obra y milagros. Con el café me sacó el contrato para que lo firmara. Tras una lectura detenida y pausada llegué a la parte que me interesaba, el dinero. Para mi sorpresa observé estupefacto que que la cifra no era la esperada, allí faltaban 5000 euros, rápidamente exclamé que aquello no era lo que me habían ofrecido por teléfono. Ya sabía yo que te darías cuenta -respondió Modesto (pues así se llamaba aquel cabrón que hubiera sido mi jefe). Es que tengo estudios, le respondí sin pensar.

Me dijo que había habido un error desde el principio y me habían dicho mal el sueldo. Y que eso era lo que había. Le dije que me lo pensaría y que al día siguiente le daría una respuesta.

La noche del Lunes al Martes prácticamente no dormí. Era una mezcla de inquietud, nervios y pensamientos que se retorcían en mi mente. A pesar de que estaba en un hotel de cuatro estrellas y tenía una cama de dos por dos era imposible conciliar el sueño.

Por la mañana lo veía todo más claro, mi epicúrea filosofía me había dado la clave. Trabajo para vivir. No estaba dispuesto a Vivir para Trabajar. Así que lo llamé y le dije que no contara conmigo y se fuera buscando otro pringao.

Cogí el coche y me volví a cruzar media península.

1 comentario

Renatilla dijo...

Desde aquí quiero mostrar mi agradeciemiento al Modesto "tocapelotas", porque si te hubiera dado esos 5000 euros ahora estarías en Murcia, privándonos de tu presencia y conversación todos los fines de semana. Claro que habríamos ganado una casita de veraneo.