Amor de Madre

Al ver la bolsa supe el tipo de regalo que se trataba. Un camisa pensé. Acerté. Era una camisa verde. No era ningún tipo de verde conocido, era difícil de describir, sin duda estaba entre los denominados "colores sexuales". La camisa me gustaba.

Me la había regalado mi madre el día de mi cumpleaños. No soy persona que exprese sentimientos en público y aun así dije que me gustaba mucho. El problema era que a quien no le gustaba era a mi madre, a pesar de haber sido ella quien me la había comprado.

Días más tarde sin haberme dicho nada la cambió. Esta era otra camisa. Otra mucho más formal. Solo para llevar en ocasiones con más "pitican". No digo que sea fea porque es una camisa maja, pero la otra me gustaba más.

Esto no es de ahora. La lucha entre mi madre y mis camisas se remonta a aquella camisa de lunares morados que tuve. Me la escondía en el fondo de los altillos de los armarios para que no me la pusiera. Gracias a aquella camisa obtuve el diploma al más "lolailo" de la clase. Me gustaba, con ella era feliz. Aquella camisa transmitía energía positiva. Todo el mundo que la veía se sonreía y si me conocía se reía un rato con ella. Mi madre no lo entendía, me tildaba de payaso. Sin embargo no le parecían de payaso aquellos tirantes rojos con lunares blancos. Dí que a mi me gustaba llevarlos. Me daban un toque de elegancia y distinción que otros jamás llegarán a conocer.

Si, soy un tipo raro. Llevaba y llevó tirantes. El próximo paso será empezar a usar chaleco, pajarita y sombrero. Todo llegará.

1 comentario

aceituna dijo...

DISCREPO. Para empezar, no es que no demostrases entusiasmo, es que pusiste cara de "joder, otra camisa, qué poca imaginación". Y por otro lado la segunda es mucho más bonita. Si, vale, seré una clásica, pero es que hay cosas que se pueden llevar a todas partes y otras que no. Así que no te quejes tanto y aprovecha, que cuando te emancipes no te comprarás camisas de pitican, sino que irás a Carrefour y comprarás 3 por 20 euros. Bueno. Como tengo obligaciones de 7 meses me voy. A ver si pronto vemos algo escrito sobre Elisa y no necesariamente sobre su bautizo.