Sin duda era obra de una mente preclara, un visionario. Esa costumbre de ir en parejas al baño había sido optimizada. Se acabaron los turnos. Parecía una pequeño homenaje a "El fantasma de la Libertad" de Luis Buñuel. Qué mejor lugar que sentado en un retrete para exponer y desmontar los consensos ideológicos del día a día.
Sin embargo si alguno tiene la necesidad irrefrenable de comer tiene que preguntar por "ese lugar" donde encerrado con un pestillo puede saciar su estómago.